Entrenamiento de fuerza

Las actividades cotidianas, como subir escaleras, cargar con las bolsas de la compra o aupar al niño en brazos, se desarrollarán más fehacientemente si nuestra fuerza es mayor; ésta no sólo influye en levantar o mover algo pesado. Es un concepto mucho más global, que afecta a todo el cuerpo, y que debe y puede desarrollarse durante toda la vida activa del hombre. Un cuerpo fuerte es siempre sinónimo de cuerpo sano.

Otro punto importante a favor del entrenamiento de fuerza, es su repercusión a nivel óseo y de reforzamiento de las articulaciones, así como de eliminación de grasa y pérdida de peso; aspecto muy a tener en cuenta en las poblaciones tanto infantiles como de la tercera edad. Sobre todo en éstas últimas, donde los problemas articulares son mucho mayores, y debemos incidir sobremanera en ese reforzamiento.

Los procesos rehabilitadores, los tratamientos post-operatorios, son también entrenamientos de fuerza; porque el objetivo de la rehabilitación es hacer que las estructuras dañadas o reparadas, vuelvan a ser completamente funcionales, y uno de los aspectos a tratar es que se recupere el tono muscular de la zona en cuestión. Esa recuperación de tono no es otra cosa que recuperar la fuerza. Estos procesos recuperadores, usan diferentes sistemas de entrenamiento de fuerza, como es la isometría, el uso de tensores y gomas, plataformas desestabilizantes etc etc.
Es en estos procesos dónde podemos entender perfectamente el concepto de fuerza como algo global que hemos comentado.

Desde el comienzo de nuestra vida, el tono muscular, es un aspecto importantísimo; el paso de cuadrupedia a bipedestación en los niños, se ve apoyado por el incremento del tono en la musculatura de sostén, que dota al organismo de fuerza suficiente para mantener el cuerpo erguido sobre las dos piernas y poder caminar.

 

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