Competición

Se empezó con el Judo, que fue el primero de las artes marciales, que poco a poco se transformó en deporte, primeramente nacional japon, después internacional y ahora olí­mpico. Y con esta nueva meta (no queremos decir camino puesto que camino es DO y justamente es lo contrario de la competición) se extendió el Judo, teniendo cada dí­a más aficionados. Naturalmente, las otras artes marciales y sobre todo el Karate siguieron el ejemplo para obtener también el máximo de practicantes.

El Aikido no ha encontrado todaví­a el sistema para hacer competiciones, pero ya varios profesores (o maestros) lo están buscando, puesto que de las artes marciales japonesas el Aikido es el que tiene más DO que los demás, pero no llega verdaderamente a

tener gran difusión en Occidente (si se compara con número de judoka y de karatekas al lado de los aikidokas).

El kendo, que es también deporte, ve frenada su expansión por el costo del equipo que en Occidente sale carí­simo.

Por lo que procede, se da uno cuenta de que para el desarrollo del arte marcial, la competición es muy eficaz y podrí­amos decir necesaria, pero con lo que no estamos de acuerdo es en que la competición deportiva llegue a ser la única meta y la única expresión del arte marcial o deporte.

Ciertamente, para los jóvenes, la competición representa una parte importante e interesante del Judo o el Karate, pero de aquí­ a considerar la competición como la única cosa de importancia, hay una gran diferencia.

Pues si la competición deportiva es la única meta del deporte-arte marcial, lo que es el caso en todos los de

más deportes, ¿cuál  puede ser la otra meta?

Hay una cosa importantí­sima, que todo el mundo dice saber, pero que pocos practican. Es que antes de querer vencer a los demás, uno tiene que vencerse a sí­ mismo. Y por consiguiente, antes de enfrentarse a un adversario se tiene uno que enfrentar consigo mismo. Pero, ¿qué quiere decir enfrentarse consigo mismo, vencerse a sí­ mismo y cómo actuar para alcanzar esto?

Responderemos en primer lugar a la última pregunta, que nos hará entender las primera. Para

alcanzar esta meta se tiene uno que entrenar mucho. ¿Qué quiere decir esto? Pues entrenarse mucho quiere decir entrenarse fí­sicamente largo rato y con fuerza. Muchos alumnos faltan a los entrenamientos y siempre les parece tener una buena razón (cansancio, herida, constipado, frí­o, (o calor), agotamiento sin hablar de la televisión, el cine o la novia). Entrenarse mucho y bien, vencerse a sí mismo es vencer su pereza, su cansancio, sus ganas de hacer otra cosa en vez de ir, sean las que sean las condiciones, al entrenamiento (uno de los factores de los resultados obtenidos por los japoneses en general y unos cuantos considerados como campeones, es justamente la asiduidad a los entrenamientos y justamente el campeón es el que antes de vencer a sus adversarios se ha vencido a sí­ mismo, ha vencido su pereza, ha vencido su debilidad, ha vencido a su cuerpo obligándole a hacer lo que él quiere, como quiere y cuando quiere.

Todo eso sólo un entrenamiento fuerte y regular lo puede dar.


Vencerse a sí­ mismo es querer sinceramente aprender las técnicas, y por consiguiente, escuchar y hacer lo que dice el profesor y no pasar el tiempo discutiendo del sí­ o el no y del porqué de las cosas; es ser asiduo, no faltar nunca, ser el primero en empezar el entrenamiento y el último en salir del Dojo (y no llegar, por ejemplo, justo cuando se acaba la gimnasia o el precalentamiento).

Vencerse a sí­ mismo es también ir más allá de su cansancio, cuando uno está agotado, cuando le

vienen las ganas de marcharse del tatami, cuando se encuentra sudando demasiado, cuando haciendo abdominales no puede levantar más el tronco; vencerse a sí­ mismo es siempre hacer algo más, ir siempre y cada día más allá de sí­ mismo, cada vez un poco más.

 

Por extraño que parezca, es cuando el cuerpo está vencido, cuando los músculos no tienen más fuerza, que el cuerpo llega verdaderamente a ser libre y se entiende mejor el movimiento.

En conclusión, diremos que no se puede practicar una forma de buena competición si antes no hay entrenamiento; uno no puede pretender vencer a otro si no ha sido capaz de vencerse a sí­ mismo. Que el secreto no reside, como muchos piensan, en algo que sabe el profesor y que no quiere decir, sino en un entrenamiento efectivo.

 

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